domingo, 7 de junio de 2009

Luces y... Acción

Segunda clase de improvisación... ¿Improvisación? ¿Cómo se sentirían los actores jugando constantemente con sus emociones? Sus pensamientos y su alma se los guardaría para sí misma de ahora en adelante. Era algo que contenía parte de ficción y parte de realidad, como todo en esta vida. Había sido una experiencia muy intensa... Demasiado. ¿Y en "Playing by Heart"?¿Hugh se sentiría así después de cada sesión?

Humildad, un país sudamericano, el amor más profundo, Dios y las drogas habían sido los temas principales de dicha sesión. La primera fue de prueba... Arropada en una habitación bajo supervisión; pero ésta había sido de verdad; había puesto sus cinco sentidos en ella... Tanto en su parte verdadera como en parte interpretativa. Era consciente de que en su torrente sanguíneo había mucho más que plasma, hemoglobitos, hematíes y todas esas cosas de las que deberíamos hacernos análisis periódicamente... Había un "algo" indescriptible, de una magnitud y una fuerza descontroladas que le impulsaba a llorar... Un llanto sin control se agolpaba en sus lacrimales, pero detrás de sus ojos; porque a sus lágrimas les daba vergüenza despilfarrarse por la incontrolable sensibilidad de su dueña.

Un plan... Una conversación agena.... Es sencillo entablar conversación con un extraño o viceversa... El asunto comenzó a complicarse someramente cuando de los temas alegre se pasa a los triste; y la complicación se multiplica por infinito cuando pasamos a tratar temas trascendentales o mejor dicho: trascendentes.

Una mochila y un corazón... Tres cigarro más tarde era la expiación a través del sufrimiento y el final de la sesión resultó ser una despedida sentida y sincera. Nunca volverían a verse: por eso le pareció oportuno llevar a acabo la "improvisada sesión" en aquel momento... Aunque tras un corto pero exhaustivo análisis se dio cuenta de que había puesto demasiado de sí misma en aquella experiencia, ya real, fuera de la vista un mentor.

Y sí, eso es improvisar, poner un poco de aquí y un poco de allá, que, sin exagerar mucho, es lo que cada unos de nosotros hace día a día.

sábado, 6 de junio de 2009

Un Requiem por los que se van y una alegre melodía por los que nos quedamos

Se había pasado con la colonia... El olor era fortísimo incluso para ella que le encantaba el perfume de aquella fragancia diseñada para los hombres que son realmente hombres. A pesar de eso, ella seguía pegada a su cuello porque sentía que si se soltaba se iba a caer en un pozo sin fondo y él era el único que con sus brazos y sus maneras era capaz de hacerle conservar el equilibrio en ese período que a veces nos gusta y otra no tanto que acostumbramos a llamar vida. Nunca se había sentido tan protegida a la vez que tan amada como en aquel momento; tan inerme y tan vulnerable... Y a causa de las circunstancias pasadas y del momento, tenía en su corazón una mezcla de tristeza y felicidad, ambas enormes luchando por arrebatar a la otra la parte que creía corresponderle.

Tenía los ojos cerrados pero sabía que la estaba mirando mientras le acariciaba el pelo, mientras se lo besaba... En alguno momento la apretaba con tanta fuerza que pensaba que se le iba a cortar la respiración, pero no le importaba porque necesitaba sentirse protegida y nadie la protegía como lo hacía él... Se sentía a salvo... A salvo de sus tristezas, de su nostalgia y de su melancolía... Ni si quiera era capaz de pensar en algo que no fuese en el aquel momento porque ese momento lo estaba siendo todo para ella. Habían llegado a un nivel de intimidad a la vez que de entendimiento que no podría superarse con nadie a ese respeto... Darían igual los factores espacio/tiempo: con otra persona, en otro momento y en otro lugar... Nada podría ser igual porque no sería ese momento, no sería ese lugar y no serían ellos dos.

Una cabezada... Sí, estamos muy cansados y necesitamos dormir. A veces sobraban las palabras... Otra no, otras eran muy necesaria, pero podrían ser tan solo cinco o seis palabras para entregarle el universo en una bandeja de plata a una persona... No hacen falta grandes logros.

Hay cosas en este vida, que sea por lo que sea, la magia del momento, el capricho del destino, la compañía o simplemente porque sí, se hacen eternas en nuestra memoria; se quedan con nosotros como un recuerdo de un viaje o el anillo que esperamos se vaya con nosotros a la tumba.
Sólo esperaba hacer de aquel momento, en aquel lugar, con aquella persona: un pedacito de eternidad para conservarlo así en su memoria.

miércoles, 3 de junio de 2009

Cuando jugábamos a ser espías


Y a creernos importantes, realmente importantes... A ir y a venir pensado que nos comíamos el mundo. Llegamos a meternos tanto en el papel que cuando llegó la hora de volver a ser nosotros mismos nos dimos de bruces con la realidad... Y fue mucho más duro que nuestro juego de infiltrados. Tú, un agente doble para el Mossad en territorio enemigo; yo, simplemente Mata Hari (sí, aquella holandesa que murió fusilada por los franceses). Llegamos a creernos tan imprescindibles que una vez terminada la partida nos dimos cuenta que tan sólo éramos un par de peones en la misma (ni si quiera llegábamos a la categoría de alfiles... Éstos son prescincibles, pero menos que un simple peón) adelantando de casilla en casilla, como dos ciegos, al antojo de otros.

Ya ha pasado un año y recuerdo todo aquello con una mezcla de amargura y nostalgia... Aquella noche, escondidos en medio de la nada, escuchando una conversación ajena al otro lado del río... que según nosotros podría habernos costado la vida... Sólo éramos dos tontos demasiado implicados en un juego que les quedaba demasiado grande.

Y pensar que sólo nos faltaba una mágnun automática del 45 (eso sí, tallada en un PVC de calidad) para ser aquello que un día interpretamos con tanto esmero. Fue sorprendente descubrir poco a poco y bien pasado el tiempo que los había tan tontos como tú y como yo para hacerse cómplices en toda esta trama de intrigas y secretos... Aquello nos dio como resultado el sentirse parte de de algo que, no sólo no existe, sino que en contraposición a nuestra idea preconcebida, era todo aquello que con este "juex d'enfants" intentábamos evitar.

Creernos parte de aquella aventura casi nos cuesta un billete de ida sin retorno a una clínica psiquiátrica y a pesar de todo, cuando el juego se terminó, las presiones desaparecieron y la adrenalina tomó de nuevo sus niveles correspondientes fue mucho más duro seguir caminando... Ya que ser parte de una historia, real o ficticia; y ser protagonista de la misma nos hace sentirnos siempre un tanto... Especiales.